Las penas con pan son menos

Eso dicen, y por eso me estoy merendando una oreja mientras escucho al panadero callejero que se anuncia con una rolita de TinTan.

Me vine a Monterrey en un viaje relámpago porque ayer se me fué mi tía Mina. Más que tía, Mina fue una de mis cuatro abuelas, mi consentida. Y aunque estoy tristísima porque ya no está por estos rumbos, estoy contenta porque tuvo una buena y larga vida, así como una buena y rápida muerte.

Aquí dejo una foto de una jovencísima Mina caminando por las calles de Monterrey con mi mamá.


Mientras, aquí la seguimos extrañando con un panecito dulce en mano.

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