Hace un par de años me enteré que Yucatán fue el primer estado en reconocer la ciudadanía de las mujeres concediéndoles el voto. Me costaba trabajo creer que alguna vez haya sido un estado tan progresista -yo crecí ahí y no es precisamente la imagen que tengo de mi tierra mocha y panucha. Pero así fue, en 1922 el gobierno de Felipe Carrillo Puerto reconoció el derecho de la participación femenina en las elecciones municipales y estatales. Le siguieron San Luis Potosí en 1923, y Chiapas en 1925, aunque sólo para elecciones municipales. En 1946 bajo la iniciativa del presidente Miguel Alemán, la Cámara de Diputados modificó un artículo de la Constitución, para establecer que: “en las elecciones municipales participarán las mujeres en igualdad de condición que los varones, con el derecho de votar y ser votadas.” Es hasta 1953 cuando se publica un nuevo artículo constitucional que reconoce: “son ciudadanos de la República los varones y las mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan además, los siguientes requisitos: haber cumplido dieciocho años, siendo casados, o veintiuno, si no lo son; y tener un modo honesto de vivir”.
Lindo ¿no?
Datos de Fernández Poncela, Anna (2003). La política, la sociedad y las mujeres. México, D.F.: Universidad Autónoma Metropolitana, p. 61.
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