Sufro, sufro, sufro
Anoche después del concierto cucaron al chamuco que llevo dentro y terminé en el after. No estaba muy entusiasmada con la idea porque la última vez que fui a uno de esos -con la misma banda- me di cuenta que son igual de aburridos que muchas fiestas -más bien reuniones, porque de party no tienen mucho- por las que he trasnochado. Anoche no fue tan diferente y desde el principio la desarticulación se hizo presente: Esperamos casi diez minutos afuera de la casa -junto con los homenajeados- porque los anfitriones se aislaron en el patio y se olvidaron de que la mitad de sus invitados no había llegado.
La acción se desarrolló en un tercer piso, alrededor de una alberca vacía que al final la hizo más bien de basurero. La gente bebía tequila con squirt, vodka con squirt, whisky con squirt (argh!)... todo caliente -bueno, al tiempo- hasta que llegaron las cervezas y los hielos.
Finalmente no puedo negar que me divertí como enana y que mi Pepe Grillo personal prácticamente me obligó a pararle a las 7 de la mañana cuando todavía tenía pila para rato.
Hoy enfrento estoicamente las consecuencias de mis actos... ¡Ouch! ¡mi cabeza!
Anoche después del concierto cucaron al chamuco que llevo dentro y terminé en el after. No estaba muy entusiasmada con la idea porque la última vez que fui a uno de esos -con la misma banda- me di cuenta que son igual de aburridos que muchas fiestas -más bien reuniones, porque de party no tienen mucho- por las que he trasnochado. Anoche no fue tan diferente y desde el principio la desarticulación se hizo presente: Esperamos casi diez minutos afuera de la casa -junto con los homenajeados- porque los anfitriones se aislaron en el patio y se olvidaron de que la mitad de sus invitados no había llegado.
La acción se desarrolló en un tercer piso, alrededor de una alberca vacía que al final la hizo más bien de basurero. La gente bebía tequila con squirt, vodka con squirt, whisky con squirt (argh!)... todo caliente -bueno, al tiempo- hasta que llegaron las cervezas y los hielos.
Finalmente no puedo negar que me divertí como enana y que mi Pepe Grillo personal prácticamente me obligó a pararle a las 7 de la mañana cuando todavía tenía pila para rato.
Hoy enfrento estoicamente las consecuencias de mis actos... ¡Ouch! ¡mi cabeza!
Comments
ophelias: ¿ya qué de qué o qué?
medrano: todavía me duele cuando me río.